Árbol de la vida – Quetzalli

Oscar Dorado
Universidad Autónoma del Estado de Morelos

Desde que nacemos, una de las primeras cosas que observamos en nuestro entorno es la belleza de la naturaleza y dentro de ésta, los árboles a lo largo de nuestra vida son seres vivientes que, aunque no nos hablan, sí nos proveen de satisfactores ambientales. Su propia sombra es un ejemplo concreto y sencillo de beneficios tanto para el humano como para la biodiversidad en su conjunto. Los árboles son -en cierta manera- sinónimos de grandeza, por su tamaño, longevidad y numerosos atributos. Los árboles son constituyentes fundamentales de los ecosistemas terrestres tropicales densos, así como de zonas desérticas. Es por esto que su conservación resulta fundamental para el sustento de los ecosistemas a largo plazo; representan diversos nichos para innumerables especies tanto de animales como de plantas. Sus copas son tan diversas como la imaginación; las encontramos redondas, ovoides, cónicas (en forma de pino), alargadas o aparasoladas (en forma de sombrilla). Sus ramas nos abrazan y nos protegen de las excesivas temperaturas al evitar la incidencia directa de los rayos del sol, pero a la vez producen una placentera frescura. Adicionalmente, son elementos básicos para facilitar la absorción del agua en los mantos acuíferos y para disminuir la erosión del suelo, evitando con esto las consecuencias negativas de los grandes torrenciales que sufrimos cada día más frecuentes especialmente con mayor énfasis en las grandes ciudades.

Además de esto, los árboles comúnmente producen una exorbitante cantidad de semillas (millones) a pesar de que, en condiciones naturales, se podría originar solo un árbol maduro nuevo por temporada…

Todo el contenido en la edición 8 dela revista Quetzalli : http://www.cmfn.mx/quetzalli-8

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