Eduardo González, Fotografía: luz y tiempo…y emoción CONFA

En el Congreso Nacional de Fotografía Analógica, Eduardo González ofreció una ponencia que dejó una profunda impresión en los asistentes, enfocándose en lo que hace a una fotografía verdaderamente memorable. A través de una charla cargada de ejemplos y anécdotas, González exploró los elementos que considera esenciales para crear imágenes que resuenen emocionalmente.

El núcleo de una buena fotografía
Eduardo comenzó su intervención con una pregunta directa: «¿Qué es para ustedes una buena fotografía?«. Respuestas como «que provoque, que motive, que documente, que cuente una historia» surgieron del público, y todas fueron consideradas correctas por el ponente. Sin embargo, destacó que para él, una buena fotografía va más allá de una correcta exposición o composición. «No necesariamente es aquella fotografía que está correctamente expuesta», afirmó, subrayando la importancia de la emoción y la conexión personal con el tema fotografiado.
Ejemplos y técnicas
A lo largo de su ponencia, González mostró diversas imágenes tomadas en contextos variados, desde caminatas domingueras hasta eventos especiales. Cada una de estas fotos tenía en común un fuerte componente emocional, ya sea a través de la historia que contaban o la sensación que evocaban. Por ejemplo, una fotografía de una pareja de ancianos en la Alameda o manos pintadas en un muro después de una marcha del 8 de marzo, ilustraron cómo la emoción puede ser capturada en imágenes aparentemente simples.
El poder de la emoción
Uno de los puntos más enfatizados por González fue la necesidad de que el fotógrafo se emocione con lo que está capturando. «No solo hay que hacer clic con la cámara, hay que hacer clic con lo que estamos fotografiando», expresó. Según él, este vínculo emocional es lo que permite que las fotografías se conviertan en verdaderas obras de arte, capaces de conmover a quienes las observan.

Conectando con el sujeto
González también habló sobre la importancia de tener un propósito claro al tomar una fotografía. Cada disparo debe tener una razón, una intención detrás. «Nuestro conocimiento de la técnica fotográfica debe servir para facilitar esta conexión emocional y no para limitarla», explicó. Insistió en que la técnica es fundamental, pero que no debe ser vista como un fin en sí misma, sino como un medio para comunicar y transmitir sentimientos.
El arte de la observación
Finalmente, González resaltó que la fotografía es un lenguaje universal que permite comunicar y transmitir emociones sin necesidad de palabras. «La fotografía muestra lo que las palabras solo pueden explicar», concluyó. Este arte requiere no solo de habilidades técnicas, sino también de una profunda capacidad de observación y una conexión emocional con el mundo que nos rodea.
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